Estimado Presidente electo: no tenemos esperanza, sino miedo

Estimado Presidente electo, Gabriel Boric Font,

esta carta quiere ir directo al grano, después de ver un video donde, en un acto público, una mujer le pregunta por los derechos de los no vacunados covid, y usted responde, a grito pelado: «¡todos se tienen que vacunar!». Me llamó la atención que después de usar ese tono duro y simplemente dictar una norma sin abordar la pregunta, en su primer discurso cuando supo que era el nuevo Presidente de Chile (abajo), hablara de libertad, minorías y que este país es de todos.

Hoy se desconocen los datos de seguridad y eficacia, a mediano y largo plazo, de las inyecciones experimentales autorizadas por emergencia contra el covid-19. De acuerdo al método científico y a la ley, es imprescindible que cada médico reporte alteraciones en el estado de salud, generadas después de que las personas reciben dicho fármaco, y sabemos que eso no está ocurriendo. Muy por el contrario, sabemos de personas que se acercan a centros de salud con problemas post inoculación, y los doctores niegan tajantemente que sea por las vacunas covid, dejando de reportar al sistema y al ISP. Esto afecta directamente el estudio de algo tan importante hoy para la sociedad, y que nos ha mantenido colgando de un hilo por casi dos años.

Sabemos que hoy existen opciones reales que ciertos países utilizan, para darle a la inmunidad natural la importancia clínica y científica que le corresponde; como presentar un examen de anticuerpos para obtener un Pase de movilidad-Pasaporte covid, sin necesidad de inyectarse, y así evitar todo tipo de efectos adversos, además de evitar todo tipo de discriminación.

O también, comprobar con un examen de anticuerpos que la persona ya tuvo el virus y desarrolló inmunidad, se recuperó y sanó, por lo tanto también puede obtener un Pase, evitando los efectos adversos de vacunas aun no aprobadas, y evitando sufrir la discriminación que se está viendo en lugares de trabajo, transporte público y hasta hospitales, donde hay personal que se niega a atender a personas sin estas inyecciones, que son voluntarias por ley.

Hay otras opciones, como el examen de la proteína Spike, y muchas más iniciativas y soluciones que la autoridad no está considerando, y que evitan que la minoría de personas que han optado por ser precavidas y no someterse aun a vacunas en fase experimental, sean tratadas por la sociedad como paria, como egoístas o como “armas biológicas”, en palabras de una autoridad sanitaria chilena.

Como usted bien sabe, son las minorías las que históricamente han logrado derechos, mejorando la sociedad, a costo incluso de sus propias vidas.

La discusión bioética, sobre si imponer un Pase de Movilidad, y posiblemente incluso imponer estos fármacos que aún están estudiándose, no debe seguir esperando. Mientras se retrasa, miles de personas en Chile están sufriendo la presión social, la pérdida de derechos básicos y el maltrato de quienes piensan diferente.

Esa minoría, sí siente que las autoridades “declaran la guerra a su propio pueblo”, como dijo usted en su primer discurso, por cuanto también son parte del pueblo. Y por cuanto su cuerpo, salud y vida es siempre lo más importante.

Esa minoría, cree que es una falacia establecer que hay que vacunarse por “amor”, como dijo el Papa, o “empatía” como dicen los ministros, cuando ya habíamos acordado como sociedad que las relaciones afectivas debían ser con consentimiento. En este caso, consentimiento informado del paciente y las consecuencias del fármaco que recibe. Esto es, por lo demás, un principio médico básico.

Esa minoría, lo escucha con esperanza decir que “todos somos chilenos y que este país es de todos”. Si la democracia defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir, ¿por qué a esta minoría se le coacciona para hacer algo que no desea, atropellando sus derechos y su libertad?

¿No habíamos acordado ya, como sociedad, que es “mi cuerpo, mi decisión”?

Si su nuevo Gobierno construirá un “Chile de amor”, como usted dijo, que incluye a disidencias y diversidades, y que detendrá la violencia, ¿no es acaso justo que escuchemos a esta minoría, que se siente abandonada, violada y atacada?

Esta minoría, son en realidad miles de personas, que no pueden defenderse por los medios de comunicación, porque son censuradas, y por ende sí sienten que se está aplicando «la ley de la selva«. Sí sienten que sus derechos humanos no importan y que se les está «dejando atrás». Que hace casi dos años que su trabajo, sus relaciones, y su vida cotidiana han sido modificados sin consulta previa. Que no tienen derecho a una salud digna.

Esta minoría, sí cree que las autoridades «solo dialogan con quienes piensan igual» y las decisiones sanitarias se toman «entre cuatro paredes«. Que las autoridades imponen y prohíben, pero no escuchan ni consideran las necesidades de todos.

Y no podemos pensar todos igual, ¿verdad? O nadie estaría pensando. ¿No se supone que debemos encontrarnos a medio camino? ¿No se supone que así es vivir en sociedad?

Le escribimos esta carta con fe. Buscamos que ésta herida no se convierta en otra imposible de sanar en Chile, debido a autoridades que sí le están «hablando al espejo» en esta materia, y sí están imponiendo algo «a sangre y fuego«.

Solicitamos con la mayor humildad que, como Presidente Electo, brinde el espacio a médicos y científicos disidentes, que tienen otra visión que plantear, para iniciar un diálogo sobre los posibles riesgos de las políticas públicas de salud actuales y que ya llevan demasiado tiempo sin funcionar y encima creando un gran daño.

Entendemos que vivir en sociedad conlleva dilemas éticos con los que queremos poder convivir en armonía. Creemos que es señal de inteligencia llegar a acuerdos, en vez de imponer medidas que hagan sentir a miles de personas – o aunque fuera solo una-, que estamos en una tiranía y que no hay salida.

Usted, ¿quiere de verdad que la esperanza le gane al miedo? ¿O fueron solo palabras para conseguir votos? Hay que dejarlo claro y que se sepa: estas personas en vez de esperanza, tienen miedo.

Este blog desea que tenga un período fructífero como Presidente de todas las personas en Chile, y para eso, reiteramos la petición de ser escuchados antes que nuestras calles se conviertan en lo que ya son las calles de países más desarrollados, con movimientos que no aceptarán que se atropellen sus derechos.

se despide,

Revista Humana.

*Primer discurso Gabriel Boric, Presidente electo de Chile:



Categorías:Columnas

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