Por fin después de muchos años, me di el tiempo para probar el Pilates reformer -no existen distintos tipos; pero se usan distintos elementos; el suelo, barril, silla, trapecio o cadillac- y me di cuenta de inmediato por qué le gusta a tanta gente. El método, llamado así por su inventor, el alemán Joseph Pilates, reúne distintas disciplinas como la acrobacia, el yoga y la gimnasia, pero nació de observar el comportamiento de bebés y animales. Especialmente gatos.
Yo soy un poco como un gato -soy leo-, y me comporto como una leona la mayor parte del tiempo. Eso quiere decir que me gusta estirarme, disfruto tomar el sol, ser ágil cuando es necesario y vivir a mis anchas, en libertad. La experiencia ofrece algo como eso, muy ligada a la rehabilitación de lesiones y a la kinesiología, aporta destreza en fuerza, estabilidad y flexibilidad, sin contraindicaciones y para todo tipo de personas.
Un bebé hace lo que tiene que hacer, cuando tiene que hacerlo, y lo hace al 100%. Lo mismo un gato. Los felinos le parecían particularmente interesantes a Pilates, esa patudez de estar siempre bien y no tener demasiadas limitaciones físicas es sumamente atractiva. Hice yoga por 20 años de modo intermitente, y aunque aprendí muchísimo, la cama o reformer del Pilates me ha sumado tanto más. Ya no es sobre mente, cuerpo, alma -que está muy bien-, sino sobre cuerpo sano, mente sana. Como en la antigua Grecia; una verdad indiscutible. Y es que somos una triunidad; mente, cuerpo y alma, que se afectan la una a la otra. No puedes tocar el cuerpo sin afectar el alma, por ejemplo.
Pilates, un ex boxeador y artista de circo, tomó el yoga como inspiración sin duda -una disciplina cuya práctica se data 5 mil años antes de Cristo-, pero añadió peso externo al cuerpo, que puedes agregar y así empujarte un poco más allá cada vez.
No como hacer pesas en un gimnasio, sino como una danza fluida, bastante armónica y agradable. Este hijo de un gimnasta y una naturópata, vivía en Inglaterra para la Primera Guerra Mundial y fue llevado a un campo de internamiento donde se despertó su lado inventor; usar los resortes de los colchones de las camas para crear estos ejercicios posibles para heridos postrados. Una idea digna de un genio; el movimiento es una regla de la vida, y por ende, tiene la capacidad de sanar.
Hay algo en ese estudio del cuerpo humano, que fascina. Él mismo fue un niño muy enfermizo -tuvo asma, fiebre reumática y raquitismo- y esa fue una experiencia crucial para querer saber lo que el cuerpo necesita; perder la salud te hace buscarla. Su método se basa en la respiración intercostal mientras se desarrollan ejercicios de fuerza controlada, que activan la musculatura (que él había perdido) y mejoran la postura, previniendo y corrigiendo diversas dolencias, principalmente de espalda.
Inicialmente, lo llamó «Contrología«. Por desgracia, Pilates murió sin saber que su idea se convertiría en un éxito mundial. Aunque quizás lo intuía. El control de nosotros sobre nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestra respiración -que es sinónimo de vida-, es un aprendizaje y una meta. Estamos al mando. Si bien solo hay ciertas cosas que están bajo nuestro control, pero; ¿nos las han contado todas?
Una de las cosas que podemos esperar de poner nuestro cuerpo bajo control, es un nuevo tipo de poder, como una pequeña revelación, después de la cual viene la duda evidente de ¿qué más puedo controlar? Ya obtengo un cierto poder y quiero más. Merezco más. Tengo derecho a más. Es lo que se conoce como el primer paso. No soy solo mi cuerpo, mente o respiración…Soy quien vive todo eso.
Esta disciplina es lo que es; no hay incienso, ni gente vestida de blanco; aun es pura, simple y honesta. Algo que no se puede decir del yoga, una vez fue occidentalizado se distorsionó a límites aberrantes. Pilates creía en el cuerpo como la primera herramienta; una máquina perfecta, que no miente, que requiere de nuestra atención y cuidado y que siempre nos responderá para darnos salud.
Me siento muy bien y con energía cuando hago la clase, sin adornos, sin comparaciones, solo mi cuerpo y yo, o yo en mi cuerpo, controladamente. Es una verdad absoluta; estoy viva en mi cuerpo y quiero sentirlo así, tal cual. Sentir lo increíble que es. Valorarlo. Me llevó harto tiempo llegar hasta aquí.
Pilates escribió dos libros que se pueden encontrar fácilmente, y existe un documental a modo de tributo, que puede ser interesante:
Categorías:Notas y Entrevistas
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